Tuve una infancia normal, feliz y despreocupada. Sin embargo, ya en el colegio empecé a notar que me costaba hacer amigos y relacionarme con los demás. De hecho, en mi primera adolescencia, algunos de mis compañeros se metían conmigo y me gastaban bromas de mal gusto, haciéndome sentir mal e insegura de mí misma. Afortunadamente, otras compañeras me apoyaron y me animaron a contar lo que me pasaba a los profesores. En esa etapa también conocí a mi primera amiga de verdad, a la que aún hoy recuerdo con mucho cariño.

Empecé a ser consciente de lo que era el Síndrome de Turner y lo que implicaba cuando, alrededor de los 15 años, leí un libro sobre el tema que me aclaró bastantes de las dudas y preguntas que me hacía al respecto. Naturalmente, en esa época yo ya empezaba a notar las diferencias que había con otras chicas de mi edad, y también seguía teniendo algunas dificultades para relacionarme. Los campamentos de verano me ayudaron a ser más independiente de mis padres y también a conocer gente nueva. En el instituto también hice mis primeros viajes al extranjero sin mis padres, acompañada por algunos compañeros y profesores del instituto, que también fueron una experiencia muy enriquecedora.

Una etapa que recuerdo con especial cariño fue la de la carrera universitaria, ya que por primera vez me sentí muy querida y apoyada por mis compañeros, además de estar estudiando algo que me gustaba mucho, como los idiomas y la traducción. Aún mantengo el contacto con algunas de mis compañeras de la universidad y nos vemos de vez en cuando. Posteriormente también estudié varios másteres, aunque no mantengo contacto con mis compañeros de dichos estudios.

La preparación de las oposiciones fue una etapa dura, ya que exigía bastante estudio y sacrificio, aunque también fue muy gratificante cuando las aprobé y conseguí un trabajo fijo. Además, al preparar las oposiciones conocí a las que actualmente son mis mejores amigas y con las que suelo salir habitualmente los fines de semana. También estuve apuntada durante un tiempo a un grupo de teatro musical de la Universidad de Comillas, que me ayudó a expresar mejor mis sentimientos (especialmente a través de la música, que creo que es mi mejor forma de expresión) y donde también conocí a gente nueva, aunque algunas veces me sentí un poco distanciada de mis compañeros ya que ellos aún eran estudiantes universitarios y, por lo tanto, nos movíamos en entornos distintos, aunque nos unía nuestra afición por la música y la interpretación.

Médicamente, he sufrido varias operaciones. Las más duras para mí fueron la de la escoliosis, alrededor de los 12 años, y la del neumotórax con 20 años, ya que además fue con la que más tiempo tuve que permanecer ingresada en el hospital. Me hizo especial ilusión que algunas de mis compañeras de la universidad fueran a verme al hospital cuando me operaron, ya que así demostraban que me querían y me apreciaban. Actualmente, estoy esperando que me operen nuevamente de la aorta.

Entre mis principales dificultades psicológicas se encuentran mi inseguridad o mi falta de autoestima, ya que muchas veces me cuesta tomar decisiones y necesito buscar la aprobación de los demás para todo lo que hago. También he trabajado la orientación espacial con la ayuda de mi psicóloga, ya que es otra área en la que tengo algunas dificultades. Por otra parte, una de las cosas que más me cuesta es expresar mis sentimientos y emociones, ya que muchas veces pienso que no son importantes, y relacionarme con los demás, puesto que me cuesta a veces saber qué sienten o piensan los demás, cuándo intervenir en una conversación o no o qué decir en cada momento. Por eso, prefiero estar con una sola persona o con pocas que en un grupo grande, ya que muchas veces no sé cómo interactuar con mucha gente. Por último, otro de los aspectos que tengo que trabajar es ser más independiente de mis padres y aprender a cocinar y a realizar distintas tareas domésticas. Desde aquí, quiero también agradecer a mi psicóloga Ana por ayudarme a ir trabajando y superando poco a poco esas dificultades.

Lo que más satisfacción me produce es sin duda cantar, escuchar música o ver algunos de mis programas musicales favoritos, pero también tengo otras aficiones como los viajes o leer de vez en cuando. Por otro lado, también me produce satisfacción ver que puedo vencer mis dificultades; por ejemplo, cuando consigo mantener una conversación con alguien de manera natural o cuando salgo con mis amigas, cuando consigo superar un nivel difícil en los juegos de orientación espacial o veo que me oriento mejor por la calle, o cuando veo que me desenvuelvo mejor en la cocina o con las tareas domésticas.

Actualmente trabajo en la Biblioteca Nacional, y estoy más o menos satisfecha con mi trabajo (aunque lógicamente hay cosas que se pueden mejorar, como en todos los trabajos) y mantengo una buena relación con mis compañeros. Naturalmente, quiero agradecer a mi familia y a mis amigas su cariño y su apoyo a lo largo de todos estos años. Espero que la asociación me sirva para hacer nuevos amigos y conocer a gente con mis mismos problemas y dificultades.